Primera paleontóloga reconocida, coleccionista y comerciante de fósiles inglesa. Nació en Lyme Regis, Inglaterra, en una familia de clase baja. Su padre era ebanista, para poder subsistir buscaba fósiles y los vendía a los turistas. Mary a menudo lo acompañaba en la búsqueda de manera que cuando murió continuó con esta ocupación para ganarse la vida. Su primer hallazgo importante lo realizó con apenas doce años, descubrió junto con su hermano, el esqueleto de un ictiosaurio, lo que hizo que entrara en contacto con la comunidad científica, cada vez más interesada en los fósiles. A lo largo de su vida descubriría varios ictosaurios más, los dos primeros fósiles de plesiosaurio, el primer esqueleto de pterosaurio encontrado fuera de Alemania y un gran número de peces e invertebrados desconocidos en la época. Sus descubrimientos fueron claves para confirmar la teoría de la extinción de las especies, desmontar la teoría creacionista y base de la teoría de la evolución por selección natural de Darwin. A pesar de que su educación era muy limitada, leía toda la literatura científica que caía en sus manos para poder entender los hallazgos que obtenía. Copiaba los artículos y láminas que encontraba sobre fósiles con una minuciosidad que hacía que costase distinguir la copia del original. Diseccionaba animales de su época, como peces y sepias para entender así la anatomía de los fósiles. Varios de los principales geólogos de la época trabajaron con ella en la recolección y clasificación de fósiles. A pesar de sus conocimientos, nunca fue aceptada en la comunidad científica. Numerosos paleontólogos adquirieron los especímenes que Mary había descubierto y publicaron las descripciones científicas de los mismos obviando a su descubridora. Solo pocos hombres la citaron en sus estudios y solo después de su muerte la Sociedad Geológica de Londres le rindió homenaje. Unos meses antes de su prematura muerte, fue nombrada miembro honorario del Museo del Condado de Dorset.