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Pintora surrealista española. Nacida en Viveiro, Lugo, fue la cuarta de una familia de catorce hermanos. Comenzó su formación artística en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés. A los veinte años se trasladó a Madrid con su familia y entró en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Formó parte de la Escuela de Vallecas, movimiento que pretendía renovar el arte español. Fue miembro de la generación del 27, muy cercana a Dalí y Lorca y compañera inseparable de Concha Méndez. Ambas formaron parte del movimiento de las “sin sombrero”, un grupo de jóvenes intelectuales y artistas cuya actitud abierta y rompedora trataba de transformar el panorama cultural y artístico de la época. Recibieron su nombre a raíz de un episodio que protagonizaron en la Puerta del Sol, donde Maruja Mallo, Lorca, Dalí y Margarita Manso se quitaron el sombrero en público en un intento de liberar metafóricamente sus ideas y de romper con las normas convencionales. Ortega y Gasset organizó la primera exposición de Maruja en los salones de la Revista de Occidente con un éxito rotundo. En esta época su pintura estaba cerca del realismo mágico. Colaboró intensamente con Alberti hasta 1931. Sus trabajos combinaban palabra y pintura en perfecta armonía. En 1932, viajó a París, donde vivió dos años. Comenzó allí su etapa surrealista, admirada por artistas como Paul Éluard y André Bretón. Éste último compró una de sus obras, Espantapájaros, considerada hoy una de las grandes obras del surrealismo. En 1933 regresó a Madrid y formó parte de la Sociedad de Artistas Ibéricos. Comprometida con la República, dio clases de dibujo en el Instituto Arévalo, en el Instituto Escuela de Madrid y en la Escuela de Cerámica de Madrid. Participó también en las Misiones Pedagógicas. A partir de 1936 comenzó una etapa constructiva en su pintura, en la que adoptó la sección áurea como base de su trabajo. Quería crear un lenguaje universal basado en los principios de la geometría. Al estallar la guerra civil española, Maruja viajó a Portugal y desde allí a Buenos Aires gracias a la ayuda de Gabriela Mistral. En esa ciudad su trabajo fue rápidamente valorado y se convirtió en una artista muy reconocida. Estuvo en el exilio veinticinco años, que alternó con estancias en Nueva York. En este tiempo siguió pintando y dando clases, de esta época son sus retratos de mujeres en un estilo precursor al Arte Pop. En 1962 regresó a Madrid, donde pintó hasta el final de su vida. Recibió la Medalla de Oro al mérito de las Bellas Artes, el premio de Artes Plásticas de Madrid, la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid y la Medalla de Galicia. Maruja Mallo fue una mujer libre, alegre e independiente, una persona llena de talento y vitalidad que desafió las normas de la sociedad y el arte. Maruja Mallo (1902-1995)
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