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NINO ROTA

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Óperas

  • Il principe porcaro (El príncipe porquero, 1926). Primera obra para la escena lírica, escrita a los trece años

  • Ariodante (1938-1941)

  • Torquemada (1943)

  • I due timidi (Los dos tímidos, 1950)

  • Il cappello di paglia di Firenze (El sombrero de paja de Florencia, estreno en 1955). 

  • Scuola di guida (1959)

  • La notte di un nevrastenico (La noche de un neurasténico, 1959)

  • Lo scoiattolo in gamba (1959)

  • Aladino e la lampada magica (Aladino y la lámpara maravillosa), fábula lírica basada en Las mil y una noches) (1963-1965). Estreno en el Teatro de San Carlos de Nápoles, 1968

  • La visita meravigliosa (La visita maravillosa, 1965-1969) basado en el relato de H. G. Wells The Wonderful Visit, de 1895. Estrenada en el Teatro Massimo de Palermo en febrero de 1970.

  • Napoli milionaria! (¡Nápoles millonaria!, 1973-1977). Una de las más importantes óperas nacionales

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Cine 

IL DUO TIMIDO

Óperas

CINE

Cine

Anna es una película neorrealista de 1951 del director Alberto Tattuada, protagonizada por Silvana Mangano. El sentimiento católico es predominante, la moralidad de aquellos momentos, lo convencional, determina su argumento y desenlace. En contraste, la exuberante protagonista, Silvana Mangano.

Anna es una novicia que sufre un conflicto personal cuando reaparece su antiguo novio en su vida.

La música de Nino Rota es muy acorde a aquellos momentos, busca enfatizar sentimientos y emociones que surgen en cada secuencia, ese conflicto personal de la protagonista que debe escoger en su vida. Escuchamos un comienzo triste, preocupante, acoge ese sufrimiento y termina en un resurgir celestial que presagia la elección final.

Alberto Sordi protagoniza este film de Federico Fellini, una película en la que el famoso director italiano no utiliza aun todos los recursos que le hicieron inolvidable, pero sí la melancolía, el humor y su maravillosa manera de crear Cine.

 

Una pareja provinciana viaja de luna de miel a Roma. Allí la novia pasa la mayor parte del tiempo con su ídolo de una fotonovela, un egocéntrico y mujeriego pero carente de encanto. 

"La vida verdadera es la de los sueños"

La música de Nino Rota me recuerda, ahora sí, a sus mas famosas creaciones al lado de Fellini. Aparece lo circense, pero también la melancólica tristeza que acompaña los personajes de Fellini.

Nuevo film de Fellini, del año 1953, ganador en el Festival de Venezia y nominado al Oscar al mejor guión. Protagonizado también por Alberto Sordi.

Los vecinos de un pueblo de las costa adriática italiana son gentes amables y corteses que se dedican afanosamente al trabajo. Sólo algunos jóvenes rompen la armonía de la comunidad; ninguno de ellos ha trabajado nunca y tampoco se avergüenzan de ello.

De estilo neorrealista, pero anticipando algo de su barroquismo y de su iconografía habitual, "el carnaval, la forma de retratar la tienda de antigüedades, las calles vacías y el viento, los amigos en la playa, y por supuesto, la música de Nino Rota generando esa atmósfera tan particular en las películas de este director. Es un Fellini más sosegado y menos artificioso, pero la semilla del cine que le convertiría en una auténtica figura está muy presente.

La música está imbuída de amargura, nostalgia y contenida forma de recrear los pasos que dan los personajes en el transcurso de sus vidas. Escuchamos aqui la version orquestal y también al piano. Nino Rota demuestra su versatilidad creando maravillosas melodías dulcemente dramáticas y melancólicas.

Cuando Zampanó, un artista ambulante, enviuda, compra a Gelsomina, la hermana de su mujer, sin que la madre de la chica oponga la menor resistencia. Pese al carácter violento y agresivo de Zampanó, la muchacha se siente atraída por el estilo de vida nómada, siempre en la calle ("strada", en italiano), sobre todo cuando su dueño la incluye en el espectáculo. Aunque varios de los pintorescos personajes que va conociendo en su deambular le proponen que se una a ellos, Gelsomina se mantendrá fiel a Zampanó

Nuevamente Fellini, en una de sus más reconocidas obras maestras. De estilo neorrealista, rodada en 1954, el director refleja en sus personajes, la inocente Gelsomina y el bruto Zampanó antológicamente interpretados por Giulietta Masina y Anthony Quin, el desolador periodo de postguerra italiano, y sus ilusiones. Fellini no escatima esfuerzos en retratar las miserias de una sociedad depauperada, resignada, y desposeída de su dignidad. 

Cuando se pierde  la juventud es cuando confluye en ella, en su recuerdo, toda la belleza del mundo.

Estupenda banda sonora de Nino Rota, su colaborador habitual hasta 1979, fecha de su muerte, con la colaboración póstuma de “Ensayo de orquesta”... esa sintonía que la desgraciada Gelsomina interpreta con su trompeta en el viaje con su rudo acompañante, el unico instrumento junto con el tambor que aprende a tocar en ese periplo por la vetusta Italia.

La música de Nino Rota es de una importancia trascendental, acompaña ese viaje su triste música, una letanía y metáfora de aquellos tiempos.  

Cabiria es una prostituta en uno de los barrios más pobres de Roma. Sueña con encontrar el amor verdadero, un hombre que la aparte de la calle y a quien pueda entregarse en cuerpo y alma. Su bondad y su ingenuidad la convierten en víctima de sucesivos vividores que se aprovechan de ella, le roban y la golpean. A pesar de sus fracasos, recobra la ilusión una y otra vez

Tres noches y tres hombres. El primero es la frivolidad; el segundo es compasión, y el tercero es la promesa de felicidad.

La secuencia final resume espléndida, magistralmente cuánto hay de sufrimiento, ilusión, alegría, tristeza, desesperación, todo en una mirada de su protagonista, Guiulietta Masina, a la muchedumbre que se agolpa a su alrededor, el clásico final de las películas de Fellini, mientras camina ensimismado en su propio conflicto emocional, derrotado en sus pensamientos, una multitud canta, baila y está de fiesta, y en esos finales, Fellini está diciendo que por mucho que uno quiera desaperecer en su tristeza, siempre hay un halo de esperanza, un canto de ilusión. Cabiria observa a todos sin eludir su llanto, su tristeza, hasta que contagiada, su rostro se invade de todas las emociones, reapareciendo su sonrisa, que responde a esa muchedumbre de fiesta, y finalmente, a nosotros, espectadores, cuando nos mira a cámara, en uno de esos finales que quedan en la historia.

La música de Nino Rota es quizá la primera sinfonía magistral en sus múltiples maneras, una suite orquestal que acompaña de nuevo ese viaje triste, desesperado, de los personajes creados por Fellini, pero también los momentos alegres, de fiesta, de ilusión. Nino Rota consigue una de sus más perfectas bandas sonoras, que aqui escuchamos en un maravilloso sonido, en toda su extensión.

En una ciudad provinciana, Mario, mediocre oficinista que vive en una modesta pensión, conoce una noche a la joven Natalia, en cuyo rostro se refleja una profunda tristeza. Le da conversación para animarla y ella le explica cómo cambió su anodina vida cuando conoció a un apuesto forastero del que se enamoró. Mario, enamorado de Natalia, alberga la esperanza de sustituir en su corazón al misterioso forastero.

Visconti escapa del neorrealismo  y dedica todo su énfasis en destacar los sentimientos de dos personajes antagónicos. Son noches blancas en las que el tímido Mastroianni y la soñadora Shcell, pasean sus preocupaciones e ilusiones, ante las espontáneas apariciones de los habitantes de la noche, fantasmas que nos recuerdan la realidad mundana, mientras nuestros protagonistas continúan absortos sus noches blancas. 

La música de Nino Rota, al estilo de I Viteloni, destaca en la manera que suele ser habitual, subrayando paisajes sentimentales, secuencias, incluida la del baile, y la secuencia final. Un músico que destacaba en el Cine, del lado de los mejores directores del momento.

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